El ataque en las oficinas de Charlie Hebdo supuso un punto de inflexión en las políticas de vigilancia europeas. Desde entonces, muchas organizaciones observan con preocupación el uso desproporcionado de esta práctica.
En España, el colectivo gitano tiene 10 veces más posibilidades de ser identificado que una persona caucásica, el magrebí 7,5 veces más y el afro-latino 6,5 veces más, pero pocos aún lo reconocen como un problema extendido.
Estamos viendo los primeros indicios de una ola vengativa en los países que, durante la Primavera Árabe, vieron sus calles repletas de protestas y demandas.
El crecimiento de las tensiones identitarias en Francia tiende a ser abordado como un problema securitario y no político. Seguir encerrado en discursos de odio y medidas que ponen en una balanza seguridad y libertad sólo puede empeorar la situación y poner en peligro el pacto social democrático.
Entrevistamos a la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, que perdió a su hija Myriam en el atentado.
