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En diciembre de 2015, más de 190 países se reunieron en París para la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21). El evento concluyó con la adopción del Acuerdo de París, una iniciativa climática global que tiene como objetivo mantener el calentamiento global por debajo de los 2º C y hacer todo lo posible por limitar el aumento de la temperatura incluso por debajo de 1,5 º C sobre los niveles preindustriales. Por desgracia, el financiamiento del carbón por parte de varios países socava este objetivo por completo. ¿Por qué y cómo podemos evitarlo?

El financiamiento del carbón —principalmente mediante el apoyo a la exportación pero también como ayuda para el desarrollo y finanzas públicas— facilita la expansión del uso de carbón e intensifica el cambio climático. De hecho, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) prueba que las actividades humanas, especialmente la quema de combustibles fósiles, han aumentado las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, dando lugar a impactos ambientales muy negativos.

Por sí solo, el carbón representa dos quintas partes de todas las emisiones (más que las contribuciones de petróleo o de gas). Como resultado, los investigadores han calculado que con el fin de alcanzar el objetivo de 2 ° C, el 80 % de las reservas mundiales de carbón tendrán que permanecer sin uso.

Sin embargo, en un momento en que la comunidad mundial debe reunir sus recursos para luchar contra el cambio climático, los gobiernos siguen utilizando dinero público para financiar proyectos relacionados con el carbón. Y lo que es aún peor,  a menudo tratan de encubrir la financiación que proporcionan a través de agencias nacionales de crédito a la exportación y otras instituciones (entidades con una divulgación de información pública más limitada).

Desde 2007, los países del G7 financiaron 42.000 millones de dólares en proyectos de carbón

Los nuevos desarrollos de carbón requieren enormes cantidades de dinero. Por ejemplo, construir una planta térmica de carbón típica de 600 megavatios cuesta alrededor de 2,000 millones de dólares o más. El desarrollo del carbón se apoya a través de diversos mecanismos internacionales de finanzas públicas, incluyendo la financiación directa de proyectos y garantías, políticas y reformas institucionales, asistencia técnica y otros servicios de asesoramiento. Esta financiación puede provenir de los bancos multilaterales de desarrollo o mediante acuerdos bilaterales, además de las agencias de crédito a la exportación, ayuda bilateral,  operaciones internacionales de desarrollo nacional y bancos de propiedad estatal.

Un nuevo informe titulado Swept under the rug: How G7 Nations Conceal Public Financing for Coal Around the World (en español, Barrido debajo de la alfombra: cómo las naciones del G7 ocultan el financiamiento de carbón alrededor del mundo) analiza la financiación internacional del carbón entre 2007 y 2015 en los países del G7: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, y los Estados Unidos. Además, la base de datos del informe [disponible públicamente, xlsx]  incluye información sobre las plantas de energía, la minería del carbón, la transmisión y distribución de proyectos vinculados a la energía del carbón y otras actividades relacionadas.

Los resultados encuentran que entre 2007 y 2015, los países del G7 han proporcionado más de 42,000 millones de dólares de dinero público para sufragar proyectos relacionados con el carbón en forma de financiación directa, garantías, asistencia técnica, ayuda a la energía del carbón, la minería y otros proyectos relacionados[1].

Si bien muchos países, antecediendo el Acuerdo de París, expresaron públicamente su compromiso de poner fin a la financiación pública de proyectos de carbón, tres países, Japón, Alemania e Italia, siguieron financiando directamente las plantas eléctricas de carbón. Y entre los países del G7, Japón sigue trabajando activamente en este tipo de proyectos.

Gráfico 1. Financiamiento del carbón por parte de los miembros del G7

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Fuente: NRDC

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De 2007 a 2015, los canales de financiación de carbón pasaron de bancos multilaterales de desarrollo  hacia agencias nacionales de crédito a la exportación y otras instituciones financieras bilaterales, siendo el Banco Japonés de Cooperación Internacional (JBIC) el financiero más grande entre todas las instituciones analizadas.

Alrededor del 75 % de toda la financiación del carbón fue hacia las centrales eléctricas de carbón. Lo restante fue hacia minería, transmisión, distribución, control de emisiones y otras actividades relacionadas con el carbón. Entre 2007 y 2015, las emisiones procedentes de las plantas de carbón financiadas por los gobiernos del G7 ascendieron a 101 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono por año, lo que equivale a las emisiones anuales per cápita de 60 millones de indios o seis millones de estadounidenses en el 2013.

Japón invirtió 1.000 millones de dólares en préstamos de la ONU para construir plantas de carbón

Resulta realmente alarmante que Japón contabilice algunos de sus proyectos de carbón bajo la denominación de financiación para el clima. En los últimos años, el país ha invertido 1,000 millones de dólares en préstamos de una iniciativa de la ONU para construir plantas de carbón en Indonesia, India y Bangladesh,  categorizando los proyectos como financiación para el clima únicamente porque las plantas queman carbón de manera más eficiente y por lo tanto contaminan menos que las plantas más viejas. De esta manera, Japón infla sus propios números,  aparentando ser un apoyo financiero grande para la acción climática. La cruda realidad es que los proyecto que está financiando Japón obligan el uso de carbón en los países receptores durante décadas, dando lugar a impactos ambientales y sanitarios perjudiciales.  

Gráfico 2. Financiamiento del carbón por parte de instituciones

Fuente: NRDC

Fuente: NRDC

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es hora de dejar de usar las finanzas públicas para subvencionar proyectos de carbón en el extranjero. Para hacer frente al cambio climático y mejorar la transparencia, el informe pone de manifiesto las siguientes recomendaciones:

  • Hay que poner fin a la financiación pública internacional de combustible fósil, empezando con las centrales eléctricas de carbón. Los gobiernos del G7 tienen que fortalecer el acuerdo de la OCDE y acabar urgentemente con toda financiación pública internacional destinada a centrales eléctricas de carbón, a excepción de casos muy raros en los que no hay otra opción disponible para proporcionar acceso a la energía inmediata en las comunidades de bajos ingresos.
  • Los gobiernos del G7 deben limitar la financiación de todas las actividades relacionadas con el carbón, no solo para las plantas de energía. Asimismo, deben comprometerse a poner fin a la financiación pública internacional para la exploración de carbón, la minería y el transporte.
  • Se deben divulgar datos detallados sobre el financiamiento del carbón, cubriendo todas las transacciones pertinentes de los organismos de crédito a la exportación y la información de los bancos estatales de forma anual, país por país y proyecto por proyecto (incluyendo todos los detalles necesario de cada proyecto para proporcionar una visión clara del impacto sobre el clima y otros aspectos medioambientales).

En los último nueve años, la financiación pública ha desempeñado un papel importante en el apoyo a proyectos de carbón. A pesar de los muchos compromisos y foros globales que luchan por limitar la expansión del uso de combustibles fósiles, los países y las instituciones internacionales siguen proporcionando un importante apoyo público para el carbón, el petróleo y el gas. Teniendo en cuenta los graves impactos climáticos de los combustibles fósiles, este apoyo público debe acabarse de forma inminente.

El desarrollo de proyectos de carbón requiere de decisiones financieras por parte de los inversores y los bancos, tanto privados como públicos. En última instancia, la disponibilidad de financiación internacional determina la viabilidad de este tipo de proyectos. Sin financiación, no existirían tales proyectos. Por el clima, la salud y su impacto medioambiental, tales proyectos no se deben financiar en el futuro, especialmente con fondos públicos. En un mundo cada vez más limitado por el carbón, su inversión y subvención es una causa perdida.

 

Este blog fue originalmente publicado en inglés en la página de NRDC.org

[1] ^Las cifras probablemente estén subestimadas ya que se basan principalmente en datos públicamente disponibles y no todas estas instituciones son transparentes.