Como hemos visto en las últimas semanas, el movimiento Nuit Debout nació a partir de la idea de no volver a casa por un grupo de artistas tras la manifestación del 31 de marzo contra la Ley Laboral, y quedarse así en la plaza de la República en París. Desde ese día el movimiento creció hasta niveles poco esperados, erigiéndose como una especie de ágora de las problemáticas contemporáneas, especialmente las francesas, y albergando en sus filas a multitud de colectivos: feministas, trabajadores sin papeles, LGTB, estudiantes de diferentes niveles, etc…. Entre estos últimos destaca sobre todo la participación de estudiantes de la universidad París 8, presente en la plaza y en las movilizaciones desde el primer día. La participación de esta universidad no es algo aleatorio. El centro educativo siempre ha destacado por su espíritu contestatario, que actualmente demuestra en las protestas surgidas en relación a la polémica Ley Laboral.

Varias imágenes que recuerdan las movilizaciones de Mayo del 68 en el interior de la universidad. Fotografía de Teresa Suárez.

Varias imágenes que recuerdan las movilizaciones de Mayo del 68 en el interior de la universidad. Fotografía de Teresa Suárez.

¿Qué es París 8?

El éxito movilizador del antiguo centro universitario experimental de Vincennes ahora París 8 Vincennes-Saint Denis es una de las características que mejor lo definen. Enfant terrible de la educación superior francesa desde 1969 e hija por excelencia del espíritu revolucionario de Mayo del 68, aún hoy muy presente, París 8 ha destacado desde sus orígenes por ser un centro de enseñanza contrario al tradicionalismo académico francés representado por la Sorbona. Un foco de crítica contemporánea impulsado por grandes nombres del siglo XXI como los filósofos Michel Foucault y Gilles Deleuze, fundadores y profesores del departamento de Filosofía, o la dramaturga Hélène Cixous, profesora en el centro hasta 2005 y creadora en 1974 del pionero Centro de Estudios Feministas y de Género.

París 8 se ha caracterizado particularmente por su acogida a estudiantes de origen extranjero (35 % del total), un factor que alimenta el multiculturalismo de un centro innovador y multidisciplinario único en Francia. Gran parte de su oferta educativa se centra también en el gran abanico de estudios artísticos disponibles, tales como danza, teatro, música, cine o fotografía, siendo posible combinarlos con materias, en principio tan diferentes, como la economía o las matemáticas.

Bajo la frase «Es vuestro futuro», los estudiantes de Saint Denis tienen total libertad a la hora de elegir los cursos, horarios y profesores. El único requisito es aprobar al menos 41 asignaturas durante los tres años de licence y el proyecto tutorizado del último año de estudios.

Pasillo de gran afluencia que conecta la biblioteca con el edificio A, protagonista de las ocupaciones. Fotografía de Teresa Suárez.

Pasillo de gran afluencia que conecta la biblioteca con el edificio A, protagonista de las ocupaciones. Fotografía de Teresa Suárez.

Historia de movilizaciones

Charles Soulié, maestro de conferencias en sociología y profesor de París 8, analiza en su libro Un mythe à détruire ? Origines et destin du Centre universitaire expérimental de Vincennes (¿Un mito que destruir? Orígenes y destino del centro universitario experimental de Vincennes) las razones por las que París 8 ha sido desde sus orígenes un núcleo de protesta. «París 8 presenta un mapa de movilización muy interesante y que apenas ha variado en 50 años. La enseñanza de disciplinas como Artes, Ciencias Políticas o Filosofía mantiene el mismo espíritu contestatario que en sus orígenes. Del mismo modo, otros estudios se caracterizan por un inmovilismo también estático como Derecho o Economía». La tradición protestataria del centro, enfatizada por la apuesta por una tendencia por la teoría crítica y en particular por su departamento de Filosofía, fundado por Foucault en sus años más militantes, genera el ambiente idóneo para las movilizaciones. «Si París 8 fuera un centro donde se impartiesen mayoritariamente estudios como Medicina, Economía o Derecho, quizás fuera un centro más conservador», afirma el sociólogo.

Tanto el multiculturalismo del centro como el clima de intercambio intelectual ayudan al diálogo entre las diferentes partes de la comunidad

La última vez que París 8 se movilizó fue entre 2007 y 2009 en contra del proyecto de Ley sobre las libertades y responsabilidades de la universidad (Ley LRU), promovida por la antigua ministra de Enseñanza Superior e Investigación durante el Gobierno de Sarkozy y actual presidenta del Consejo de Île-de-France, Valerie Pécresse. El bloqueo de numerosas universidades de todo el país, así como la denuncia de las condiciones de  trabajo de los investigadores, fueron algunas de las respuestas ante la ley, que preveía duros recortes en la enseñanza superior, la eliminación de la Agencia de Evaluación de la Investigación y la Enseñanza Superior (autoridad independiente francesa)  o el cambio del sistema de evaluación de la producción científica no contemplado a nivel internacional. Pese a la gran ola de movilizaciones por parte de toda la comunidad educativa y diversas organizaciones estudiantiles y sindicales, la Ley Pécresse fue aprobada el 1 de agosto de 2007.

París 8 contra la Ley Laboral

Han pasado nueve años desde las últimas protestas, pero los estudiantes se siguen movilizando de la misma manera: bloqueos que impiden entrar a las instalaciones los días de huelga, asambleas generales para discutir las acciones futuras, ocupación de las salas del centro para organizarse… Los estudiantes son los responsables de la continuación del espíritu de la universidad, que se ve reflejado en los muros de cada uno de sus edificios con frases que muestran sus luchas pasadas y actuales.

Para Mark Rohan, estudiante de tercer año de Sociología, el hecho que los muros estén pintados «aporta una sensación de familiaridad y de unión, como una especie de squat enorme [casa okupa] que favorece una dinámica de intercambio entre alumnos y profesores… Algo que no encuentras en otras universidades».

Para este joven estudiante, miembro activo del comité movilizador, tanto el multiculturalismo del centro como el clima de intercambio intelectual ayudan al diálogo entre las diferentes partes de la comunidad. «En mi carrera los cursos no son magistrales, sino discursivos. Los estudiantes podemos participar activamente y es gracias gracias a esto, que es más fácil construir y explorar un debate colectivo»[1].

Marc Cohen posa delante de uno de los muros de la facultad: «Aquel que sueña pero no reacciona cultiva la pesadilla». Fotografía de Teresa Suárez.

Marc Cohen posa delante de uno de los muros de la facultad: «Aquel que sueña pero no reacciona cultiva la pesadilla». Fotografía de Teresa Suárez.

Los estudiantes siempre han sido el centro de las protestas pero para Charles Soulié esta nueva ola de movilizaciones [contra la Ley del Trabajo] presenta un toque muchísimo más estudiantil que la anterior. «Antes los grandes afectados éramos los profesores e investigadores. Los profesores estamos impresionados con el formalismo y la organización del movimiento, así como la importancia que tiene el feminismo en estas últimas reivindicaciones, un hecho que sí que se podía ver hace 40 años pero no hace 15».

Apoyándose en diversas redes sociales, París 8 difunde cada una de sus acciones, ya sean bloqueos, manifestaciones o conferencias. La página en Facebook Paris 8 Contre la Loi Travail, con más de 3.100 me gusta, es buena muestra de ello, apoyada a su vez por el blog Université Paris 8 contre la Loi Travail, donde podemos encontrar un plano muy detallado de cada una de las acciones que se llevan a cabo en la universidad así como información de cada departamento movilizado.

Los estudiantes no están solos, la mayoría de los profesores apoyan la causa y  gran parte de los departamentos han modificado sus sistemas de evaluación para tener en cuenta las protestas. Es el caso del departamento de Historia, que bajo la frase «El tiempo de movilización es también un tiempo de formación» ha modificado su evaluación continúa, reajustando cursos y exámenes para permitir a los estudiantes participar en las manifestaciones lo máximo posible sin perder la oportunidad de aprobar el año y obtener el diploma necesario.

Lucía Zurita, estudiante de tercer año de Filosofía. Fotografía de Teresa Suárez.

Lucía Zurita, estudiante de tercer año de Filosofía. Fotografía de Teresa Suárez.

Presente y futuro

La universidad lleva más de dos meses movilizada y, pese al temido parón que podrían haber supuesto las vacaciones a finales de abril y la aproximación de los exámenes, la movilización aún mantiene un fuerte apoyo de los estudiantes.

El rechazo de un 70 % de la población, así como la entrada de la polémica ley en la Asamblea Nacional el 3 de mayo, han fomentado la tensión que vive el país vecino desde hace tres meses y que ha visto endurecida tras la puesta en práctica del artículo 49.3 de la Constitución, que permite el paso de una ley sin necesidad de votación y su posterior aprobación. Este es un recurso que ya fue utilizado por el Partido Socialista en 2015 para la aprobación de la Ley Macron (Ley para el crecimiento, la actividad y la igualdad de las oportunidades económicas) y que François Hollande había catalogado en 2006 como «una brutalidad, una negación de la democracia». Como era de esperar, la decisión se encontró con un fuerte rechazo en las calles. El movimiento Nuit Debout ha lanzado su propia moción de censura popular acompañada por una recogida de firmas en línea por parte de la iniciativa Loi Travail: Non Merci, que desde el viernes 12 de mayo cuenta con más de 290.000 firmas.

Ambiente frente a la Asamblea Nacional el martes 10 de mayo. Fotografía de Teresa Suárez.

Ambiente frente a la Asamblea Nacional el martes 10 de mayo. Fotografía de Teresa Suárez.

El futuro es incierto y poco esperanzador, pero el calendario de protestas continúa activo. El pasado 15 de mayo se realizaron diversas asambleas en la plaza de República como celebración del quinto aniversario de los indignados, lo que devolvió a la plaza el espíritu multitudinario de sus primeros días.

París 8 ha continuado siendo uno de los núcleos de organización claves del movimiento, reuniendo no solo a estudiantes o demás integrantes de la comunidad universitaria, sino también a otros colectivos, que utilizan la universidad como punto de encuentro: entre ellos destacan, por ejemplo, los controladores de ferrocarriles (famosos por la efectividad de sus protestas), con los que consiguieron tomar las vías de la estación de trenes de St.Lazare el pasado jueves.

El centro de Saint Denis se enfrenta al cercano fin del curso universitario, lo que puede comprometer el seguimiento de las protestas por el cuerpo estudiantil. No obstante el espíritu combativo que caracteriza a la universidad favorece el clima optimista pese a los obstáculos futuros. Recientemente el colectivo de estudiantes llamaban a la movilización «contra la ley laboral, su mundo, su represión y su 49.3» así como a «la solidaridad activa para el apoyo de estas luchas emergentes capaces de hacer recular al gobierno», frase que bien puede resumir la tradición protestaria y la convergencia de luchas que ha hecho que París 8 sea conocida como la universidad militante por excelencia dentro y fuera del territorio francés.

[1] ^La educación superior francesa destaca, en su mayor parte, por su carácter magistral; incluso en los seminarios, donde cabría esperar un mayor intercambio entre profesorado y alumnado, el diálogo es muy reducido.